Languidecía el alma recordando el cariño
que me dabas, que endulzó mi vida y al
que correspondí con generosidad
Y evoco tus muslos blancos como la nieve
tu frente coronada por estrellas doradas
que te dan ese marco de ingenuidad
en tus ojos como el mar los míos
buscaron
la verdad y un poco de alivio de que esas
promesas no fuesen quimeras y si realidad.
Así fueron mis noches largas como la
eternidad
esperando que cumplieras, lo que no hiciste
jamás.
Cuando el mar de los sueños se retire, como
el cansado poniente y la última estrella se estremezca fugaz…
En un plano superior ya no habrá promesas
incumplidas
solo verdad
una luz nueva abrirá tu alma, en las horas cansadas por el sueño.
¡Doy a tu cobardía el nombre de destino
incumplido!
Devolviéndome lo que me arrebataste, ese es
el clásico equilibrio, cerrare mis ojos para entrar en tus sueños y en un
abrazo de energía eterna, bajo la luz de la luna, dejara de ser quimera… para
ser verdad.
Mª José Ferrer González.
® Reservado todos los derechos de su autor.
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