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martes, 3 de diciembre de 2013

El alma soñó.

Esta noche a solas el alma sueña, el cuerpo lejos queda
callado, duramente ve, como lo reclama la tierra,
ocaso sin nombre, cielo y luna, donde una vez, unas alas
se quebraron, por intentar coger una estrella, las palabras
son las alas, son la vida, el corazón del poeta, las nubes, recogen
su lamento y su pesar, por esas alas que no volverán…

¡Voces se oyen, entre el mar y el cielo, enfadadas miran al horizonte,
esperando leer los versos, prosas y letras, volver a ver las alas del poeta!
La luna se esconde, la noche se vuelve oscura, ya no brillan las estrellas,
Y el poeta se pregunta ¿quedara en el recuerdo, alguno de mis poemas?

En ellos, quiso y dio, lo que su alma sentía, el amor de lo sagrado, con un afán incierto, hizo suya la luna y el cielo, con los ojos heridos, quiso coger una estrella, para adorarla.
El poeta conoce, ama, sufre, llora y peca, porque tiene alma.
La luna quiere, que despierte y esa adorada estrella, un beso deposita en sus labios, con tranquila calma.
Quizás para que siga haciendo versos o porque no quedan, palabras
ya, tan solo contempla con lagrimas sencillas,
una rosa negra, sobre su escrito y la blanca arena…


Mª José Ferrer González.

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