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jueves, 28 de noviembre de 2013

Corazones vacíos.


Madrugada  que acongojas mi corazón,
con sueños que ya no son, pararlos quisiera,
que terminase está desazón, que el descanso perturba,
hiela la risa, mata y decepciona, con su cruel realidad,
y mi alma lacera con inmenso dolor.

Si pruebas de la vida son, con seguridad que la talla he dado,
con coraje y valor, he seguido.

La razón de mi mente consecuente es, pero no así mi corazón,
¡Tonto y necio! Y me digo: ¿Si por otro pudiese cambiarlo?
Nacer de nuevo, deseo vano, conservando la memoria, para,
no olvidar los desmanes de los corazones vacíos, que tanto dolor, infringen,  ir espantado de mí camino, sin iras, ni rencor, semejantes, desatinos, que en mi rostro brille la sonrisa de nuevo y en mis sueños el sosiego, los despertares de las mañanas alegres y tranquilas.

¡Yo te entrego, yo te doy, un corazón lleno, todo lo que tengo y soy,
como amiga, como amor y como persona, nada pido, nada exijo,
¿Por qué darme a cambio corazones vacíos?

…no me deis castigo.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Viento de sentimientos.


Como el viento furioso, a la deriva voy,
las sombras de la noche, por compañía,
eterna fugitiva de mi misma, del pasado,
 del presente, de la misma vida,
observo el azul  donde convergen,
los sueños muertos y las ilusiones,
como frágiles cristales rotos se esparcen,
descuartizando impíamente la piel del alma.

Me hallo entre los escombros que inician,
un viaje sin fin al infinito.

Y en esta absurda búsqueda, el viento se presenta,
como enemigo, y en el camino observo jirones de sentimientos,
que nada tienen que ver con los míos.
Son el reflejo que me hacen recordar, que soy mortal,
imperfecta como tal, y que en esos sentimientos,
que duda cabe que hay retazos… de los míos.

Carmen Marina Santana Y
Mª José Ferrer González

.® Reservado todos los derechos de su autor.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Mi caballo blanco.


Sueños inquietos  me llevan a amaneceres tempraneros, alazanes negros que recuerdan el  pasado y el presente del futuro incierto
Y en la noche oscura escribiendo, sigo quitándole tiempo al tiempo mi corazón le dicta sin prisas a mis dedos, y yo aprendiz de poemas y versos intento plasmar con cautela, porque solo así viva me siento.

Recuerdo  mi niñez, los brazos protectores de mis padres espantando mis miedos, las inquietudes de mis sueños, con sus cantos me devolvían al placido descanso, calma quieta, voz callada, solo sus brazos y el canto de una nana, cual princesa en mi caballo blanco galopaba, soñando alcanzar la luna que tanto me gustaba.

¡Hace tanto tiempo que se fueron y sin embargo aun siento sus abrazos! aunque ya no me retornen al placido descanso, ni sea esa princesa, ni oiga sus cantos, y la luna mi aliada, como si el tiempo no hubiese pasado.

Las asignaturas de la vida, los miedos y los quebrantos, sola he ido aprendiendo, como pude los fui espantando, no sin sufrimientos y llantos, sin abrazos protectores ni caballos blancos.

¡Hoy toca librar otra batalla, las inquietud y la incógnita me acompañan! quitándole tiempo al tiempo casi estoy en la antesala, con la armadura que todo lo pasado me regalo, pero yo sé que solo por fuera luce y que en verdad no sirve de nada, solo el cariño y el amor ganan a lo desconocido, no existen guerras ganadas a la vida, con armaduras inventadas.

La fe, el cariño de la amistad, del amor, y mis recuerdos me acompañan ¡buen ejército aunque estén en la retaguardia!

¡Ya amanece, los alazanes negros de mis inquietudes dan paso a la princesa que con los abrazos de sus padres en su caballo blanco galopaba! sin miedos, preparada, ya tan solo habla el viento de la mañana y en la lejanía una…nana.


Mª José Ferrer González.
® Reservado todos los derechos de su autor