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martes, 1 de octubre de 2013

El alma soñó.


Esta noche a solas, el alma sueña, el cuerpo lejos queda,
callado, duramente, ve, como lo reclama la tierra,
ocaso sin nombre, cielo y luna, donde una vez unas alas,
se quebraron por intentar coger una estrella, las palabras,
son las alas, son la vida, el corazón del poeta, las nubes, recogen,
su lamento y su pesar, por esas alas que no volverán…

¡Voces se oyen, entre el mar y el cielo, enfadadas, miran al horizonte,
esperando leer los versos, prosas y letras, volver a ver las alas del poeta!
La luna se esconde, la noche se vuelve oscura, ya no brillan las estrellas,
Y el poeta se pregunta ¿quedara en el recuerdo, alguno de mis poemas?

En ellos, quiso y dio, lo que su alma sentía, el amor de lo sagrado, con un afán incierto, hizo suya la luna y el cielo, con los ojos heridos, quiso coger una estrella, para adorarla.

El poeta conoce, ama, sufre, llora y peca, porque tiene alma.
Las luna quiere, que despierte y esa, adorada estrella, un beso deposita, en sus labios, con tranquila calma.

Quizás para que siga haciendo versos o porque, no quedan palabras,
ya, tan solo contempla, con lagrimas sencillas,
una rosa negra, sobre su escrito y la blanca arena…


Mª José Ferrer González.
® Reservado copyright.

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