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domingo, 27 de octubre de 2013

Claro de luna.



He besado en secreto, unos labios como fuego,
y acariciado una piel, suave como el terciopelo,
me han mirado unos ojos, totalmente enamorados,
ganando en cada acción, un poco del universo,
para seguir contemplando la luna, cada noche.

En un destello de luz y vida que arrebatamos a la muerte,
las estrellas con mis manos he tocado, mientras la suave música,
de un “ Claro de luna” a soñar me ha invitado, arrastrando mis pasos a ella me he entregado en las horas más profundas de la noche y así,
el alba ha llegado, rompiendo la magia, con la realidad terrenal, fría y helada, donde la razón se impone.
De mi sueños con lagrimas en las mejillas he despertado, aguardando de nuevo las horas más profundas de la noche, para encontrar de nuevo ese destello de luz y de vida, burlándome de la muerte ¡Ya no es lo mismo! ya mis sueños se realizaron,  arrancare jirones de vida para morir, besando, morir amando con el alba aprisionada en las manos.
¡No en vano en secreto unos labios como fuego he besado y  unos ojos,
me han mirado, totalmente… enamorados ¡


Mª José Ferrer González.
® Reservado todos los derechos de su autor.

martes, 1 de octubre de 2013

El alma soñó.


Esta noche a solas, el alma sueña, el cuerpo lejos queda,
callado, duramente, ve, como lo reclama la tierra,
ocaso sin nombre, cielo y luna, donde una vez unas alas,
se quebraron por intentar coger una estrella, las palabras,
son las alas, son la vida, el corazón del poeta, las nubes, recogen,
su lamento y su pesar, por esas alas que no volverán…

¡Voces se oyen, entre el mar y el cielo, enfadadas, miran al horizonte,
esperando leer los versos, prosas y letras, volver a ver las alas del poeta!
La luna se esconde, la noche se vuelve oscura, ya no brillan las estrellas,
Y el poeta se pregunta ¿quedara en el recuerdo, alguno de mis poemas?

En ellos, quiso y dio, lo que su alma sentía, el amor de lo sagrado, con un afán incierto, hizo suya la luna y el cielo, con los ojos heridos, quiso coger una estrella, para adorarla.

El poeta conoce, ama, sufre, llora y peca, porque tiene alma.
Las luna quiere, que despierte y esa, adorada estrella, un beso deposita, en sus labios, con tranquila calma.

Quizás para que siga haciendo versos o porque, no quedan palabras,
ya, tan solo contempla, con lagrimas sencillas,
una rosa negra, sobre su escrito y la blanca arena…


Mª José Ferrer González.
® Reservado copyright.